Un reciente estudio ha demostrado como un medicamento usado en el tratamiento del cáncer puede ser beneficios para la enfermedad de Parkinson.
Hoy en día la práctica de la medicina está íntimamente ligada con el desarrollo de los medicamentos. Se destina mucho tiempo, esfuerzos y recursos para investigar los mecanismos detrás de las enfermedades y cómo hacer para que, gracias a un fármaco, podamos curarlas o, al menos, hacerlas más llevaderas. Cuando hablamos de estos medicamentos nos centramos a menudo en su función terapéutica primaria: cómo alivian el dolor, reducen la presión arterial o combaten una infección. Pero detrás de cada uno de ellos puede haber mucho más.
Una vez que un fármaco entra en nuestro organismo, sufre un proceso conocido como biotransformación. Nuestro metabolismo, en un proceso fascinante, utiliza los medicamentos y genera nuevas sustancias, conocidas como metabolitos. Es decir, una especie de subproducto que vendría a ser el residuo que queda del medicamento una vez ha cumplido su función y que nuestro organismo procesa para su eliminación. Sin embargo, hay veces en que estos metabolitos también pueden cumplir una función secundaria.
¿Cómo puede ayudar en el Parkinson un medicamento para el cáncer?
Este es el caso reciente de una investigación liderada por investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge de Barcelona, el Instituto Catalán de Oncología y el Instituto de Química Avanzada de Cataluña, todos ellos de España. En un trabajo en el que se buscaba optimizar el uso de rucaparib, un fármaco usado en la quimioterapia del cáncer de ovario, de mama y de próstata, han visto que una vez que cumplía con su función principal, el fármaco se transformaba en una nueva molécula: M324.
Esto no es nada nuevo, como hemos explicado antes. Es lo habitual con todos los fármacos que nos administran. Lo fascinante en este caso es que los investigadores españoles han descubierto que este nuevo metabolito, el M324, demostró tener propiedades diferentes al fármaco original, siendo la más destacada sus efectos beneficios en la enfermedad de Parkinson.
La enfermedad de Parkinson, caracterizada por trastornos del movimiento debido a la degeneración de las neuronas productoras de dopamina, ha sido objeto de interés en este estudio debido a la capacidad del metabolito M324 para reducir la acumulación de la proteína α-sinucleína, asociada con esta enfermedad neurodegenerativa. Este descubrimiento ha abierto nuevas posibilidades para el tratamiento del Parkinson, explorando el potencial terapéutico de los metabolitos de los fármacos.
Este enfoque innovador no solo tiene implicaciones para el tratamiento del Parkinson, sino que también destaca una nueva perspectiva en farmacología: considerar el metabolismo de los fármacos como una oportunidad para descubrir nuevas aplicaciones terapéuticas. En este sentido, la medicina de precisión, que tiene en cuenta las características genéticas, ambientales y de estilo de vida de cada individuo, se posiciona como una herramienta invaluable para optimizar el tratamiento médico.
Otros ejemplos recientes
Este caso no es único, sino que existen varios ejemplos de fármacos inicialmente diseñados para tratar una enfermedad específica que luego se ha descubierto que también son útiles para tratar otras condiciones. Algunos ejemplos destacados incluyen:
Viagra (sildenafil): Inicialmente desarrollado para tratar la hipertensión arterial y la angina de pecho, se descubrió que tenía un efecto secundario notable en la disfunción eréctil, lo que llevó a su aprobación como tratamiento para esta enfermedad en 1998.
Aspirina (ácido acetilsalicílico): Originalmente desarrollada como un analgésico y antiinflamatorio, se ha encontrado que la aspirina también tiene propiedades anticoagulantes y se utiliza ampliamente para reducir el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Finasteride: Inicialmente aprobado para el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna (HPB), también se ha encontrado que es efectivo en el tratamiento de la pérdida de cabello masculina (calvicie de patrón masculino) debido a sus efectos sobre la testosterona.
Metformina: Este fármaco es comúnmente utilizado para tratar la diabetes tipo 2, pero también se ha encontrado que tiene efectos beneficiosos en la regulación del ciclo menstrual y en el tratamiento del síndrome de ovario poliquístico (SOP).
Antidepresivos tricíclicos (como la amitriptilina): Además de su uso para tratar la depresión, estos fármacos también se han utilizado con éxito para tratar trastornos de dolor crónico, como la fibromialgia.
Fuente de la información: https://www.vidaysalud.com/
Por Miguel Ramudo
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